domingo, 6 de junio de 2010

Allí estábamos los tres, Juan, Pedro y yo. Estaba temblando de miedo , aquella siniestra casa, a la que nadie había entrado desde tanto tiempo, había creado un gran misterio y…, no se si por valientes o por tontos nos adentramos en los dominios de la mansión. Decidimos entrar por el pasillo de la derecha, no sabíamos donde desembocaría pero nos decidimos a pasar. Todo aquello olía a cerrado, ese olor repugnante y ese polvo.
Anduvimos como cinco minutos por aquel siniestro corredor, expectantes y acongojados. Yo iba delante y ellos dos detrás;¿ No les daría vergüenza que la chica tuviese que ir delante y ellos detrás muertos de miedo?
Dimos un par de zancadas más y allí estaba, el final de el pasillo, no había ninguna puerta pero si un espejo en la pared, lo toqué y una gran fuerza me hizo meterme dentro de él. Aterricé en una habitación oscura, mi ropa no era la misma, me cubría un manto negro y un sombrero de punta, tenía en mis manos un cayado con una bola azul en su parte superior. Corrí hacia todas partes pero el suelo se movía y yo seguía en el mismo sitio. Instintivamente posé el cayado en el suelo con fuerza y se paró por completo, parecía que ese palo tenía poderes, como si ejerciera una fuerza en mi. Decidí probar si hacía todo lo que yo quería, lo así con fuerza, cerré los ojos y mi cuerpo se puso a levitar.
De repente una voz surgió de la nada y me dijo:
-Aquí seguirás encerrada hasta que otra pobre desgraciada ose adentrarse aquí.
-Qué… quien eres? Hay forma de salir de aquí?-en apenas un segundo mi pulso se aceleró asta niveles inalcanzables.
-Quien sea no importa, pero la única manera de salir es renunciando a tu vida anterior, sinó seguirás en ese cuerpo de bruja para la eternidad.
La arrogante voz me hirió los sentidos, me desplomé , mis lágrimas empezaron a manar y lo único que logré decir fue:
-Noo¡ sácame de aquí.
En ese momento amanecí en la cama de un hospital, mirando por Juan y Pedro. Pero la gente que en aquella estancia se encontraba y llamaba por mi nombre no la conocía.