Estaba el gran Príncipe, y tan aclamado por la Princesa Rapundsel, subiendo a la gran torre en la que la ya dicha princesa se hallaba.
-No hay manera humana de subir ¡¡¡ -dijo el Príncipe.
-Vamos ¡¡¡ sonó la voz de Rapundsel desde dentro de la torre.
El príncipe tomó aire y continuó con el ascenso de la torre.
-Parecía una torre de pequeña altura pero… si que es mas alta de lo que en la distancia parece.
-Aaaaaaaa aaaaaaaaaaa aaaaahh…-se layaba Rapundsel cuyos gritos se sucedían uno tras otro durante la travesía del príncipe hacia la ventana …
-A medio camino ya voy ,mi doncella,mi pensamiento en vos me hará ascender más rápido.-el entusiasmo del Príncipe era latente, hacía de sus piernas y brazos alas que le hacían ganar altura en cuestión de segundos.
-Apúrese Príncipe mío, mi cabellera no sostendrá por mucho más su cuerpo.
El Príncipe desde aquella desesperada llamada apenas tardó un instante en llegar y atravesar apuestamente la ventana de la torre. Allí estaba la princesa agarrada con fuerza a las patas de la rústica cama. El Príncipe la ayudó a levantarse asiéndola fuertemente por los brazos . Al fin pudo contemplar su busto y cara.
-Y la doncella ¿Rapundsel? ¿Donde está?.
-Soy yo , príncipe que me vienes a rescatar , nunca di a imaginar que tan apuesto hombre viniese en mi busca.
-Oiga, usted no es la bella Rapundsel, usted no es la preciosa princesa que narraban los cantares, vaya ofensa a mi persona que otro caballero haya venido y rescatado a la Princesa y que haya dejado en su lugar a una simple fea y maltrecha posadera. Y además, ¿que es ese pestilente hedor que desprenden sus caídas carnes, y esas arrugas de su rostro?
-Oye Principito, llevo 25 años enclaustrada en esta torre, sin agua ni jabón, con calor , frío y aún encima viene un principitin a dejar este bonito cuento cojo…. No no no, tu ahora te fastidias , te casas conmigo, y si no, no haber venido; majo.-afirmó Rapundsel con total convicción y abandonando ese pomposo lenguaje que el príncipe utilizaba.
-… … -quedó perplejo.
lunes, 31 de mayo de 2010
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Este pincipitín es un grosero: "fea, maltrecha, que sus caídas carnes despiden un pestilente hedor, arrugas en el rostro..."
ResponderEliminarY además seguro que no sabe ver lo que tiene delante de sus narices. Una bella princesa no puede perder su belleza solo por estar encerrada veinticinco años en una torre, y eso cualquiera que no sea un principitín jovenzuelo e ignorante lo sabría.
Un saludo, monarca misterioso.